Williams Carlos Williams

En W.C.Williams el sentido del ritmo es fuerte. En una reconciliación
parcial entre el sentido y la cosa, el sentido se convierte para Williams en la
potencia activa al servicio de las cosas.

Biografía: Williams Carlos Williams poeta, novelista y médico estadounidense, célebre por escribir utilizando un lenguaje popular, sobre temas y hechos cotidianos. Nacido el 17 de septiembre de 1883 en Rutherford (Nueva Jersey) de padre inglés y madre puertorriqueña. Estudió en las universidades de Pennsylvania y Leipzig, (Alemania), donde se conectó con Ezra Pound y más tarde conoce a T.S. Eliot en Boston. A partir de 1910 ejerció la medicina en su ciudad natal y en la vecina Paterson, profesión que ejercía en forma simultánea con su afición a la literatura. Se casa con Florence Herman, su amor de toda la vida, en 1912 y tuvo dos hijos. Durante esos años, su reputación entre la crítica fue creciendo, y se le comenzó a apreciar primero como poeta y más tarde como narrador. Su primeros poemas se publicaron en dos libros, Poemas (1909) y Temperamentos (1913). Sus obras de madurez, con frecuencia radicalmente experimentales en cuanto a técnica y forma, recibieron la influencia del movimiento imaginista, caracterizado por un rechazo hacia el sentimentalismo, la artificialidad y la vaguedad, y su consecuente empeño en utilizar un lenguaje común, contener al máximo la expresión de las emociones y concentrarse en experiencias concretas de la realidad cotidiana. En 1924 emprendió un nuevo viaje a Europa con su mujer. En esta ocasión, conoce a gran parte de los escritores norteamericanos exiliados que integraron la "generación perdida". Publicó novelas, ensayos, una autobiografía, teatro y varios libros de poemas. Ejemplos de su última poesía se pueden encontrar en “Poemas completos” (1938) y “Poemas completos” (1950). A finales de la década de 1930, comenzó la composición de un extenso poema acerca de la vida en su país durante los años de la Gran Depresión de 1929, titulado Paterson, Libros I-V (1946-1958). Recibió por esto cartas de jóvenes poetas que le admiraban, entre ellos: Allen Ginsberg, desconocido por aquel entonces. Williams escribió la introducción de "Howl and Others Poems" (Aullido y otros poemas) para Ginsberg, a mediados de los cincuenta. Viaja por todo los Estados Unidos recibiendo doctorados y premios a su obra y trayectoria. Entre sus trabajos en prosa se encuentra una conocida y muy leída colección de ensayos acerca de la historia de los Estados Unidos, Así comienza la vida (1925), y las novelas La mula blanca (1937), El cuerno de la abundancia (1940), y La construcción (1952). Recibió el Premio Nacional del Libro de Poesía en 1950. En 1951 sufre un primer ataque de parálisis. Murió el 4 de marzo de 1963, en Rutherford, y recibió póstumamente el Premio Pulitzer por su colección de poemas Cuadros de Brueghel (1962). En 1951 apareció su Autobiografía.



Reseña: En W.C.Williams el sentido del ritmo es fuerte. En una reconciliación parcial entre el sentido y la cosa, el sentido se convierte para Williams en la potencia activa al servicio de las cosas.
El sentido "hace" a los objetos, los trae al mundo real. El poema para W. C. Williams pasa a ser una metáfora en la que los objetos hablan y las palabras no son ya ideas sino objetos sensibles. El ojo y la oreja: el objeto oído y la palabra dibujada; la imaginación no sólo ve, sino que oye, no sólo oye, también dice. A partir de su adhesión al "imaginismo", Williams se mantuvo fiel al verso libre durante toda su vida, pero por vital que tal escuela fuera y para no volverse artificial, pasa a convertirse con obstinada coherencia en un observador realista del mundo social y natural en que el hombre vive, tratando de buscar en la observación e indagación de cada objeto, esto lo lleva a enfrentarse a las cosas y presentarlas tal cual son, encontrando en el verso libre un eficaz instrumento. Un verso que destaca un ritmo dócil e interno y adaptable a cualquier situación expresiva y así, sin explicar nada, teniendo como meta la objetividad más extrema, logra poemas de una frescura muy peculiar, plenos de dinamismo, realistas, como paisajes de un cuadro instantáneo que enmarca la foto de una polaroid...

"cuánto depende / de una / carretilla / roja /bruñida por el agua / de la lluvia / junto a los blancos / pollitos".

A veces, gracias a una observación detallista de un ojo implacable, logra transmitir una emoción...

"El abrazo de las hojas / en los árboles / es un mundo / sin palabras /...
Es el beso / de las hojas / no de la hiedra o de la ortiga, el beso / de las hojas de encina / Aquel que ha besado / una hoja / no tiene necesidad / de besar más".

William Carlos Williams está considerado como el más importante porta americano desde W. Whitman, por los más exigentes críticos. Pocos poetas tienen un verso tan depurado como el suyo y ha demostrado que los elementos pueden encontarse en cualquier parte. Así nos ha legado una poesía exenta de adornos, de emoción contenida y casi por completo restringida a la experiencia sensorial. Y le ha dado un formidable uso al habla vernácula y a los detalles nacidos de la aguda observación de la vida cotidiana.



Bibliografía-Obras: Poemas completos (1938), Poemas completos (1950), Poems (Poemas), Paterson (1946-1958), Que la serpiente espere, etc.




POEMAS

El término

Una hoja arrugada
de papel marrón
como
del largo

y el aparente volumen
de un hombre
rodaba con el

viento por la calle
lentamente una
y otra vez cuando

un
auto le pasó
por encima y
la aplastó contra

el suelo.
Contrariamente
a un hombre se levantó
de nuevo rodando

con el
viento una
y otra vez para ser como
era antes.





RETRATO DE UNA DAMA

Tus muslos son manzanos
cuyas flores tocan el cielo.
¿Qué cielo? El cielo
donde Watteau
colgó el escarpín
de una dama. Tus rodillas
son una brisa del Sud, o
una ráfaga de nieve. ¡Ajá! ¿qué
clase de hombre era Fragonard?
...
como si eso respondiera
algo. Ah, sí: debajo
de las rodillas, puesto que
de este modo
iniciamos la canción, es
uno de esos blancos días de
verano,
la alta hierba de tus tobillos
ondula sobre la playa.
¿Qué
playa?
la arena se pega a mis labios
¿Qué playa?
¡Ajá!, pétalos
quizás. ¿Cómo
podría saberlo?
¿Qué playa? ¿Qué playa?
Dije pétalos
de un manzano.




LA CARRETILLA ROJA

cuánto depende
de una

carretilla
roja

bruñida por el agua
de la
lluvia

junto a los blancos
polluelos.




LA ACACIA
EN FLOR

Entre
la verde

rígida
vieja
brillante

quebrada
rama
llega

el blanco
suave
mayo

nuevamente




LAMENTO

Me llaman y voy.
Es
un camino helado
después de medianoche, una nevisca
atrapada
en los
tiesos carriles.
Se abre la puerta.
Sonrío, entro y
me sacudo el
frío.
Hay una mujer corpulenta
de costado en la cama.
Está enferma,
acaso vomitando,
acaso esforzándose
para dar a luz
su décimo
hijo. ¡Alegría! ¡Alegría!
¡La noche es un cuarto
oscurecido para
amantes,
a través de las persianas el sol
ha enviado una aguja dorada!
le aparto el pelo de los ojos
y contemplo su dolor
compadeciéndome.




LA CALLE SOLIRARIA

La escuela ha terminado. Hace
excesivo
calor para vagabundear. Erran
en claros vestidos por las calles
para matar el tiempo.
Han crecido. Llevan
llamas rosadas en la mano
derecha.
De blanco de la cabeza a los pies,
con oblicuas, perezosas
miradas;
en amarillas, sueltas telas,
cinturones y medias negras;
acariciando sus ávidas bocas
con palillos envueltos en azúcar rosada
—cada una lo sostiene en la mano como un clavel—
suben por la calle
solitaria.




CONSAGRACIÓN DE UN PEDAZO DE TIERRA

Este
pedazo de tierra
frente a las aguas de esta ensenada
consagra la
viviente presencia
de Emily Dickinson Wellcome
que nació en Inglaterra,
se casó,
perdió a su marido y con su hijo
de cinco años se embarcó
en un barco de dos mástiles, rumbo
a Nueva York, fue aventada hasta las
Azores,
encalló en los bancos de la Isla del Fuego,
en una casa de
huéspedes de Brooklin
encontró a su segundo marido,
se fue con él a
Puerto Rico,
parió otros tres hijos, perdió
a su segundo marido, vivió
trabajosamente ocho años
en Santo Tomás y en Santo Domingo, siguió
a
su hijo mayor a Nueva York, perdió
a su hija, a su "nene",
recogió a los
chicos del hijo mayor
de su segundo matrimonio, los crió
—quedaron
huérfanos— peleó
por ellos con la otra abuela
y las tías, los trajo aquí
verano tras verano y aquí se defendió
contra pícaros, tormentas, sol,
fuego,
contra las moscas, contra
las muchachas que venían a husmear,
contra la sequía, la cizaña, las marejadas,
los vecinos, las comadrejas
ladronas
de gallinas, contra
la flaqueza de sus propias manos
y la
fuerza creciente
de los muchachos, contra el viento,
las piedras, los
intrusos, las grietas,
contra su propia alma.

Desenyerbó esta tierra
con sus manos,
tiranizó desde esta parcela, puso
como trapo al hijo
mayor
hasta que no la compró, aquí
vivió quince años, aquí
alcanzó
la soledad final y—

Si no puedes traer nada sino
tu osamenta:
quédate afuera.




PARA DESPERTAR A UNA ANCIANA

La
vejez:
vuelo de pájaros
que pían
al rozar
pelados árboles
sobre la nieve tersa.

Los sacude
de aquí para allá
un viento
oscuro
¿Y qué?
Sobre varas ásperas
se posa la bandada,
la nieve
se cubre de cáscaras
de semillas,
un estridente
gorjeo de
hartazgoserena el viento.

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